La historia del las croissants
Pablo Audisio
5/8/20244 min read


La Historia del Croissant Un Viaje desde Viena hasta Francia
El croissant, uno de los iconos más reconocidos de la repostería francesa, es sinónimo de la gastronomía de este país. Su forma distintiva, de media luna, y su textura hojaldrada y crujiente lo han convertido en un favorito mundial, especialmente en el desayuno. Sin embargo, aunque hoy se asocia estrechamente con Francia, su historia tiene raíces mucho más complejas y un origen que se remonta a Viena, Austria.
El Origen Vienés: La Leyenda del Kipferl
El croissant moderno tiene su origen en una antigua receta vienesa llamada "kipferl", un pastel en forma de media luna que era popular en la ciudad de Viena. La leyenda más comúnmente aceptada sobre el nacimiento de este pastel cuenta una historia de triunfo militar y simbolismo. Durante el siglo XVII, los otomanos, dirigidos por el sultán Mehmed IV, sitiarían la ciudad de Viena en 1683. A pesar del asedio, los habitantes de la ciudad resistieron con éxito gracias a los esfuerzos de un ejército polaco liderado por el rey Juan III Sobieski, quien llegó en el último momento para romper el cerco.
La leyenda dice que los panaderos vieneses, quienes habían estado trabajando durante el asedio, crearon un pastel en forma de media luna para celebrar la victoria, simbolizando la derrota del creciente otomano, que estaba en el emblema del imperio turco. Este pastel, llamado "kipferl", fue un homenaje al simbolismo del triunfo.
La llegada a Francia: María Antonieta y la Expansión del Croissant
A pesar de sus orígenes en Viena, el croissant comenzó a hacerse famoso en Francia gracias a la reina María Antonieta, nacida en Viena y casada con el rey Luis XVI. Cuando se mudó a Francia en 1770 para casarse con el monarca francés, trajo consigo muchas de las tradiciones de su tierra natal, entre ellas la receta del kipferl. A lo largo de los años, este pastel pasó de ser una receta austríaca a convertirse en un favorito francés, aunque en ese momento aún no era el croissant tal como lo conocemos hoy.
Durante el siglo XIX, los avances en la panadería francesa, como el uso de la técnica de hojaldre, transformaron al kipferl en una versión más ligera, crujiente y sabrosa. Con el tiempo, esta masa hojaldrada fue perfeccionada y adaptada por los panaderos franceses, quienes comenzaron a producirla de manera masiva. Fue entonces cuando el "croissant" comenzó a tomar forma en su versión actual, con su característico dorado exterior y textura tierna y aireada en su interior.
La Revolución del Croissant: El Siglo XIX y la Hojaldre
En el siglo XIX, París vivió un verdadero auge de la panadería. Durante esta época, se perfeccionaron técnicas como el hojaldre, el cual revolucionó la repostería en toda Europa. La receta del croissant se fue refinando, especialmente en el taller del famoso panadero y pastelero Sylvain Claudius, quien es reconocido por crear una versión más ligera y más aireada del croissant utilizando la técnica de laminado de la masa. Esta técnica consiste en doblar la masa sobre sí misma múltiples veces, creando capas finas que al hornearse se expanden, resultando en la textura hojaldrada característica.
A medida que los croissants se popularizaron en Francia, comenzaron a aparecer en las panaderías de París, convirtiéndose en un desayuno clásico para los parisinos. Con el paso de los años, la receta se fue simplificando y perfeccionando, y pronto se comenzaron a vender en masa en las boulangeries (panaderías) de todo el país.
El Croissant en la Cultura Francesa
A lo largo del siglo XX, el croissant se consolidó como un alimento esencial en la cultura francesa. Los franceses comenzaron a disfrutarlo no solo en el desayuno, acompañado de café o chocolat chaud (chocolate caliente), sino también como una merienda o postre. Con su sabor suave y mantecoso y su forma icónica, el croissant se convirtió en un símbolo de la cocina francesa, asociándose con la elegancia y la sofisticación de la vida parisina.
Además, los croissants empezaron a variar, y fueron creadas diversas versiones como el croissant relleno de chocolate, el "pain au chocolat", o el "croissant aux amandes" (croissant de almendras), con rellenos de crema de almendra que se volvieron igualmente populares.
El Croissant Hoy en Día: Un Fenómeno Global
Hoy, el croissant es conocido y disfrutado en todo el mundo. Aunque sus raíces están en Viena y sus versiones modernas se perfeccionaron en Francia, su popularidad se ha expandido más allá de Europa. Desde las panaderías en Nueva York hasta los cafés de Tokio, el croissant es una delicia apreciada globalmente.
Sin embargo, el croissant auténtico sigue siendo un orgullo para los panaderos franceses, quienes valoran la artesanía que implica su preparación. El uso de mantequilla de alta calidad, la técnica del hojaldre y la atención a los detalles son esenciales para lograr el croissant perfecto. En Francia, se siguen honrando las tradiciones de la panadería, y los croissants siguen siendo una de las joyas más preciadas de la gastronomía del país.
Conclusión
Aunque el croissant tiene sus orígenes en Viena, fue Francia quien lo transformó en el icónico pastel que conocemos hoy. Desde su simbolismo en la victoria de Viena hasta su evolución en las panaderías francesas, el croissant ha recorrido un largo camino para convertirse en un símbolo de la excelencia en la repostería. Con su crujiente capa exterior y su suave y mantecoso interior, el croissant sigue siendo una de las delicias más queridas y admiradas en todo el mundo.